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Era un barracón,
se alzaba sobre cuatro ladrillos
encima del barro,
no recuerdo si era madera o metal
no recuerdo el color
pero si las sombras dentro,
el olor a muchas cosas juntas
a madrugones de niños pequeños
a nostalgia, olvido
a frío.
Estaban alegres,
los ojos azules
los labios tan hermosos
el pelo largo , oscuro
ondulado
y tu nombre
Dominique.
Y ahora sé que no eramos felices.
Así que el tiempo es justo
y es paciente,
un día llama inesperado
los brazos abiertos
y te devuelve la verdad
empapadita del lado que no
supimos ver.
No sé si es justo o más bien legal. Si tan justo fuese nos dejaría con el sabor engañoso en la boca. Tal vez así ¿recordaríamos una felicidad? falsa, pero felicidad al fin y al cabo.
ResponderEliminarPensándolo mejor, llevas razón, el mundo feliz de Huxley no lo desea nadie.
Muy bueno el poema