Los huesos deben de doler un mundo con mas de ochenta años. Aunque María sea muy bajita y tenga el peso de una nube recién nacida. No lleva reloj, ni bolso, todas sus cosas están esparcidas por los bolsillos del vestido, del abrigo, de la enagua...así no le volverán a robar otra vez cincuenta euros de los setecientos que tiene cada mes. Un día, buscando algo para enseñarme, sacó un boleto de apuestas bien dobladito en cuatro y con dos euros metidos entre los pliegues, lo dejó con lo demás encima de mi mesa y al recogerlo para volver a guardarlo, se sonrió nerviosa y me dijo:- usted pensará, para qué quiere una vieja como yo jugar a la lotería, para que quiero tanto dinero a estas alturas; pues verá, si me tocara, contrataría a alguien para que me cuide lo que me queda por vivir, ya empieza a ser urgente, no me gustaría morir lejos de mi casa y de mi cama. Peor que ser vieja, es estar sola.
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