He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (2019)

Basilio Sánchez (XXXI Premio Loewe)
Colección Visor de Poesía.
[...]

No he paseado nunca con mi herida
por ninguno de los jardines que conozco.

La herida es el eclipse que revoca la luz,
la herida es la distancia
que nos convierte en extranjeros.

En el dolor no hay pájaros,
sólo dioses hablando con los dioses.


Casa

Casa
Casa (Foto, Berna)

sábado, 19 de marzo de 2011

El pez

No sabría por donde empezar. Una vuelve. Algo humano hay en las aves migratorias, o quizás las alas alargadas que nos asoman sin previo aviso, sean las mismas que allí vuelan. Una vuelve y busca entre cenizas. No hay nido que adecentar, ni lugar donde acumular trocitos de madera y saliva. Una busca, toca, escarba, registra los silencios que va dejando morir el viento cerca de la casa. Y no hay nada. Solo una fosa de horas, hormigas en éxodo, moscas comiendo polvo. Siguen las víboras el camino de las olas, crece un instintivo gesto de soledad en el rostro como crece la arena exiliada por las lunas. Y allí está el mar. Lo reconozco. Brillan las escamas del pez que lame la memoria. Al sur se dibujan dos mástiles, y una lengua de cemento se llena de carbón en la bocana del puerto. Aun le brillan las escamas. Escucho a mis espaldas las voces que me quisieron. Todas. El pez boquea por última vez. Reconozco el mar, la luz, los bolillos de las algas y la espuma, la canción que se mece entre recuerdos. Boqueo por ultima vez y ya no soy mas que un pez muerto, unos ojos grandes y secos, la ceniza en el cajón de la cocina de carbón, la puerta cerrada, el olvido.

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