No sabías huir:
tanta luz adormecida en los ojos
ese amor escondido
recortado del mundo y bajo las manos
quisiste recoger la infancia, tan fría y derramada
sobre baldosas
hubieran bastado cuatro escalones,
desde allí se podían ver las gotas de lluvia
la libertad del agua corriendo por las aceras,
solo cuatro escalones
y luego una luna enorme y blanca
rozada por las alas de los gorriones
atusada por las nubes leves de la noche,
subir en solo cuatro pasos para ver
para oír como todo te llamaba
para dejar crecer el frío en el estómago
y en los dedos
para escuchar un poco mas al miedo
... y volar
y verme sonreír
desde tan alto.
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