He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (2019)
Basilio Sánchez (XXXI Premio Loewe)
Colección Visor de Poesía.
[...]
No he paseado nunca con mi herida
por ninguno de los jardines que conozco.
La herida es el eclipse que revoca la luz,
la herida es la distancia
que nos convierte en extranjeros.
En el dolor no hay pájaros,
sólo dioses hablando con los dioses.
Casa
domingo, 30 de noviembre de 2014
Pepe Luis
Mi padre pensaba. Se sentaba en la cocina o en el salón y con su cigarrillo como un apéndice mas de su mano derecha, se quedaba mirando a la nada. A veces lloraba. Hay personas que hablan consigo mismas, razonan, fabulan, buscan respuestas. No son muchas. Mi padre hablaba de los seres humanos con todas sus miserias y grandezas como si fuera Sócrates entre sus alumnos un luminoso día de la acrópolis, mientras yo lo escuchaba atenta porque el instante era efímero. Sus conclusiones y propuestas estaban carentes de todo sentimiento personal. Podían ser terribles o fabulosas, todas propias de un genio en ese momento, lúcido. Me quedaba admirada de la perfección en la construcción del argumento, fuera posible o imposible, la formulación con una combinación perfecta de elementos vitales, pasionales, futuros, de entorno. Un alquimista, un físico, un hombre empeñado en comprender desde esa caverna de sufrimiento en la que creía vivir y que solo era real en sus ojos de niño. Construyó teorías perfectas que nadie conocerá. Eran papel arrugado en una papelera de tiempo, folios y folios de ensayos en un intento desesperado de conocer, encontrar respuestas que aliviaran su sed. Y no pudo ser.
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