La tristeza pese a todo, crece como un tumor de histología difícil en
forma de grandes racimos. Se extiende con preferencia desde la curvatura
mayor del estómago a pericardio, con frecuentes metástasis en el lóbulo temporal. Se replica en las
células que contienen millones de mariposas. Algunos estudios apuntan a
los recuerdos como principal causa, seguidos de la soledad y
de la consciencia del paso del tiempo sobre un miocardio roto,
quebradizo y seco. La magnitud exacta es desconocida. La mayor
proporción de casos se encuentra entre las personas capaces de atravesar
las horas y llegar al espacio vacío de tiempo, cuyas esquinas onduladas
y oscuras apenas contienen una sola imagen bien definida de lo que ya
ha ocurrido, pese a seguir presente el momento. En ese espacio de
elegía, nacen las historias mas hermosas, aunque muy pocas son ciertas.
Se encuentra el valor; en realidad es el valor el continente en el que,
en un intento desesperado de remisión, surgen despacio las lágrimas,
llenándose con restos de mar y caracolas. Éstas, regresan por los
caminos, en forma de racimo que traza el tumor, hasta la comisura de los
ojos, donde, tras un colapso insoportable de los segundos, se inundan
por dentro de luz para salvar, durante el tiempo que tarda la
lluvia en caer, la vida detenida del enfermo. Existen multitud de causas
en estudio. Ningún trabajo es aún concluyente.
Deja que te bese en la frente
quiero que respires
no soporto ese brillo de escamas
y esa boca buscando el mar
en medio de la nada.
Bibliografía:
1 A veces viene la tristeza ( Jose Angel Valente. Punto Cero.)
2 Horas de melancolía (Cavafis 1895)
3 Nueche de quema (Berta Piñan. Noches de inciendio 1985-2002)
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