Y quien sabe, donde estará tu suerte,
un buen día, de alguna manera sobrevives,
complejas ecuaciones manejan el resultado:
sufres
sonríes
temes
confías
números que al final
caen suavemente sobre el corazón
y late.
Un día subí a un autobús, nevaba
huía del mayor temor
de la catástrofe
mi hermana no entendía, no entendió nunca.
Volví mas tarde con mi escudo:
una infranqueable armadura
construida milímetro a milímetro,
risa a risa, con sueño profundo
libertad.
Gané la batalla
aunque nadie sabrá de la heroína,
queda pendiente la última prueba matemática:
me temo que el resultado es un bucle infinito,
las constantes reclaman su precio
nunca recordaré mi verdadero rostro.
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