Una base triangular
el ángulo agudo señala la frontera sobre la que se desespera agrietada la espalda,
apenas respira en ese poliedro de base pequeña y altura infinita.
Euler tenía razón: siempre son dos
por mas que intenta eliminar aristas,
él suma caras y vértices
triangula cada día un espacio con poco oxígeno.
Solo si ella alza la mirada
verá sorprendida, la verdad azul.
Pero la predicción apunta al suelo,
a los pies húmedos del miedo amarillo que se escapa a veces,
que revolotea sobre los párpados hinchados de lágrimas y caricias a mano abierta
de ganas de aplastar, como a un insecto, todo el tesoro que lleva dentro
y su memoria
Y desde el otro lado de las caras planas
nosotras, las demás
no entendemos
que hemos hecho mal
así que, sin pensarlo,
golpeamos una y otra vez la pared
una y otra vez
golpeamos y gritamos azul
para que ella nos oiga.
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