Foto, Berna |
Yo quise ser como las nubes, cambiar de forma, correr, desaparecer, envolver el mar. Pero las nubes pesan, bañan la piel con su veneno poderoso y los huesos de aire se vuelven golondrinas obligadas a volver. No existen las nubes en la memoria, solo la luz. Solo la luz permanece y barre con dulzura el horizonte para que pueda sentir el aleteo de los sueños, para conseguir esconder todos los mapas de la tierra, para olvidar los naufragios y el vino amargo de algunas cosechas.
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