Estaba yo pensando en mi entrada para el blog, y me acordé de la ley de Murphy. Ayer tuve un día en el trabajo, de esos que vas contrarreloj, y cuando empezaba a cabrearme con el mundo me dio por adelantarme a todo lo que podía salir mal para tener la agradable sensación de ver cumplirse un presentimiento absurdo. Así pues, el papel del electrocardiógrafo se acabó justo cuando faltaba por imprimir el último trocito, se acabó la venda elástica cuando la necesité en un domicilio a tomarporsaco, los residentes del gariátrico estaban con el primer plato de la comida cuando fui a curarlos y tuve que esperar por Luisa que tarda unos sesenta minutos en masticar el primer bocado. Durante la guardia de hoy, me llaman para un aviso cuando estoy en el w.c y me suena el móvil porque claro está, no me localizan, nos viene a recoger al centro de salud un taxista con aspiraciones a Fernando Alonso y el estómago que se estaba recuperando de una gastroenteritis del fin de semana se vuelve a poner como una lavadora, el abuelo del aviso se había levantado a desayunar y no lo hizo nunca mas porque estaba hace horas en el otro barrio, la bombona de oxigeno no funcionó con la última mascarilla y revolví Roma con Santiago para encontrar una llena, la luz del otoscopio se fundió en medio de un lavado de oídos que por supuesto acabó con un diagnóstico de limpieza totalmente intuitivo porque si busco una bombilla de repuesto seguro que solo encuentro una linterna; pero seguro seguro chicos. Tendréis un buen día, Murphy se queda a vivir conmigo.
PD- que el Murphy se marchó con el chico que acaba de salir del centro, que fué a coger una botella sidra de una de las mil cajas del bar y enganchó la rota. Siete puntos de sutura.
Qué bueno, Berna, parece una historia hermanomarxiana. Si es real, paciencia; si es fantasía, enhorabuena por ese peacho imaginación.
ResponderEliminarSaludos
Que bueno. ¡Viva la Atencion primaria!
ResponderEliminarCómo será que la realidad siempre supera a la ficción.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
Naturalmente ni ley Murphy ni otros timos por el estilo. Lo humanos siempre estamos poniéndole nombre a situaciones que no son más que puro azar; en algún caso, eso sí, promovidas o propiciadas por nuestro estado de ánimo.
ResponderEliminar¡Pero tu historia es muy divertida...!
Fernando
¿Hay días para tachar del calendario? De cualquier forma amiga es muy positivo como lo tomas y sobretodo eso de "me dio por adelantarme a todo lo que podía salir mal para tener la agradable sensación de ver cumplirse un presentimiento absurdo"... inteligente postura.
ResponderEliminarun beso