He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (2019)

Basilio Sánchez (XXXI Premio Loewe)
Colección Visor de Poesía.
[...]

No he paseado nunca con mi herida
por ninguno de los jardines que conozco.

La herida es el eclipse que revoca la luz,
la herida es la distancia
que nos convierte en extranjeros.

En el dolor no hay pájaros,
sólo dioses hablando con los dioses.


Casa

Casa
Casa (Foto, Berna)

lunes, 22 de septiembre de 2014

Anatomía



Para cuando aprendas todas las cosas que se deshilachan de la anatomía, quizás sea ya tarde. Deberías prestar atención a esas mariposas microscópicas, capaces de rozar el imaginario desbordante del lóbulo temporal y atrapar imágenes, sonidos aterciopelados, olores mágicos, con la gran capacidad de hacerte sonreír como una tonta, sola, en un lugar indeterminado, repentino. Para cuando hayas encajado las piezas de mi cuerpo y sepas recitarme de memoria cada uno de mis huesos, se habrán escapado los latidos atípicos de los sueños, que vagando por encima de las cortinas y del vaso de agua en la mesita, buscan sin brújula alguna, la forma de llegar a una de las pequeñas estrellas. Levantarás la vista del atlas, pero el rastro salado en las mejillas, el vacío pétreo que me convertirá en estatua, la tristeza hecha tumor de histología volátil e incierta, todo acabará por converger en un punto de fuga, donde la carne desaparece a la izquierda del cuadro. Para entonces estaré dormida y no sabré reconocer las palabras exactas que utilizas para describirme, y todo este mundo que no me cabe aquí dentro habrá invadido las zonas prohibidas del olvido y ya no sabré si las nubes anaranjadas de las ocho en mi ventana, siguen siendo el alba. Hoy el café sabe realmente delicioso, Josefa lo hacía igual con sus manos huesudas y sus sayas negras. Que alivio, allí sigue intacto como una pirámide milenaria, el refugio de lo previsible, y ese faro de luces vertiginosas que ilumina, por espacio de unos segundos, el mar sereno de mis recuerdos. No estaría de mas darle la vuelta al libro de anatomía y observar la sombra que nace de tus pies. Eres tu, moldeado por la luz, el amor que descubriste en un fardo y ese rumor de hojas secas, que corren como un río de caramelo hacia los labios de tu tiempo.

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