He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (2019)

Basilio Sánchez (XXXI Premio Loewe)
Colección Visor de Poesía.
[...]

No he paseado nunca con mi herida
por ninguno de los jardines que conozco.

La herida es el eclipse que revoca la luz,
la herida es la distancia
que nos convierte en extranjeros.

En el dolor no hay pájaros,
sólo dioses hablando con los dioses.


Casa

Casa
Casa (Foto, Berna)

domingo, 17 de julio de 2016

Jesús Menéndez, el abuelo







Foto, Berna





Con sumo cuidado descubrí el perfil que deja la marea, la oscuridad que crece al oeste, la desazón del último avistamiento sobre el gris de tus ojos. Tener o mejor, quizás, haber tenido la ternura tan cerca, remueve como el mar sus olas, tanta necesidad de volver a tu lugar: un hueco azul sobre una silla en la cocina o la ventana abrazándote misterioso. Como una pequeña isla entre la bruma te alzabas mirando la costa, la sal. Y eras como la vida, como cuando alguien se acerca a puerto y agita las manos al verte. El mar dibujó el perfil de una costa en su retirada, un mapa incierto e impreciso, algo que recorrer en las horas que van descontándose, hasta encontrarte. Tu conocías el rumbo, lo tenias escondido en la mirada, pero yo no consigo descifrar el recuerdo, y solo hallo estas conchas vacías, bellas de viento, incapaces de volver. Por tus venas las mareas y galernas, la zozobra flotando sobre los destellos del agua, sobre la piel de los delfines y las ballenas. Al sur mis manos llenas de corales rojos plagados de aristas. Fui una sirena. Cantaba para atraer las almas descuidadas y curiosas hasta caer en la red de tu amor, tan inmenso de horizonte que comencé a caminar, a sanarme. El rumbo de tu barco era el mío, no conseguiste envejecer, he vuelto al mar a buscarte, entre abisales criaturas, en la furia del rompiente, en el estómago del sol que se come los barcos y las señales primeras de la noche. Ay de mí, hacia donde virar en medio de esta tormenta.

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