Foto, Berna |
La lucidez de lo que aguarda,
ese punto en el mapa
ineludible,
el adobe de barro y de tristeza
en nuestra casa,
la ceniza aún caliente entre las manos.
¿Y para qué las alas?
a dónde llevar la ausencia
para qué observar el cielo
si nos niega
las estrellas.
La ceguera y vuestros rostros
el silencio
nada más,
y el alma olvidará
y olvidará el tiempo
los caminos
donde yacen
todos los días
de luz
que fueron nuestros.
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